Marixa Balli, figura emblemática del espectáculo argentino, recientemente revivió una anécdota tan peculiar como dolorosa en el programa 'Bondi Live' con Ángel de Brito. La historia involucra a un veterinario, su gato y un fallido intento de delineado permanente de labios que dejó una marca imborrable, literalmente.
El Inesperado Tatuaje en la Veterinaria
En la década de los 90, en pleno auge de su carrera, Marixa Balli llevó a su gato a una veterinaria para castrarlo. Lo que sucedió después es digno de una comedia de enredos. Según relató, el veterinario, aprovechando la visita, le ofreció realizarle un delineado permanente de labios. La joven Marixa, influenciada por el glamour del momento, aceptó sin dudarlo.
Un Procedimiento Doloroso y con Consecuencias
La experiencia resultó ser un verdadero desastre. “Usó unas agujas que me perforaron el labio. ¡Un horror! Me hirieron el labio, sangré un montón. No podía hablar ni gesticular”, confesó Marixa. El resultado fue un tatuaje mal hecho, doloroso y que, para su desgracia, nunca desapareció por completo.
- Agujas inadecuadas perforaron su labio.
- Sangrado abundante e inflamación.
- Imposibilidad de hablar y gesticular correctamente.
- Un tatuaje permanente no deseado.
La Fama y la Estupidez Juvenil
Con una honestidad brutal, Marixa Balli reflexionó sobre su accionar: “Era pendeja, estaba en mi mejor momento televisivo y era muy estúpida. Viste que la fama te estupidiza”. Reconoció que la combinación de juventud, éxito y fama la llevó a tomar decisiones impulsivas y poco racionales.
Lecciones Aprendidas
A pesar del mal trago, Marixa Balli asegura haber aprendido de la experiencia. Hoy en día, con la madurez que le brindan los años, reconoce que fue un error dejarse llevar por la vanidad y someterse a un procedimiento estético en un lugar inapropiado y con un profesional no calificado. La anécdota sirve como una advertencia sobre los peligros de la impulsividad y la importancia de informarse antes de tomar decisiones que pueden tener consecuencias a largo plazo.
La historia de Marixa Balli y el veterinario tatuador es un recordatorio de que incluso las figuras públicas pueden cometer errores y que la fama, a veces, puede nublar el juicio.