El ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger, admitió que el Gobierno analiza la venta de 70 mil hectáreas pertenecientes al Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA). Esta medida se suma a la reciente intervención y degradación del INTA y el INTI, así como el cierre de otros organismos clave como el INASE, INV, INPI, Ariccame e Inafci, generando interrogantes y preocupación en diversos sectores.
¿Por qué esta decisión?
La principal pregunta que surge es la motivación detrás de estas acciones. Según el Gobierno, la medida busca optimizar recursos y eliminar estructuras "sobredimensionadas" e "ineficientes". Se argumenta que solo 45.000 de las 110.000 hectáreas del INTA se utilizan actualmente para experimentación con fines comerciales y productivos.
Impacto en el INTA
El INTA, que hasta ahora operaba como un organismo descentralizado con autarquía, pasará a depender directamente de la Secretaría de Agricultura. Esto implica una pérdida de autonomía y una mayor centralización de decisiones. La intervención se basa en un supuesto diagnóstico que señala la existencia de 932 cargos jerárquicos y "graves deficiencias administrativas" detectadas por la Sigen.
Posibles implicaciones
La venta de tierras y la reestructuración del INTA podrían tener diversas implicaciones. Existe preocupación por el impacto en la investigación y el desarrollo agropecuario, así como por el destino de las tierras y los posibles beneficiarios de la venta. Algunos sectores temen que estas medidas respondan a intereses privados o extranjeros, en detrimento del desarrollo nacional.
Será crucial analizar en detalle las consecuencias de estas decisiones y garantizar que se priorice el interés público y el desarrollo sostenible del sector agropecuario argentino.