Después de una larga espera, el rugido de La Renga resonó nuevamente en la Ciudad de Buenos Aires. El Estadio Tomás Adolfo Ducó, en el corazón de Parque Patricios, se convirtió en el epicentro del rock nacional, albergando tres fechas históricas que marcaron el regreso triunfal de la banda a CABA. Miles de fanáticos, provenientes de todos los rincones del país, peregrinaron hacia el 'Templo de Huracán' para ser parte de este reencuentro tan ansiado.
Ocho años de silencio roto
Desde 2017, La Renga no se presentaba en la capital. Problemas burocráticos y trabas administrativas habían frustrado numerosos intentos de concretar el regreso. La paciencia de los seguidores fue puesta a prueba, pero la llama de la esperanza nunca se apagó. Muestras de apoyo de otras bandas icónicas como Divididos y Los Piojos, e incluso el pedido público de León Gieco a las autoridades porteñas, demostraron la importancia cultural de La Renga y la necesidad de su regreso.
El banquete se sirve en Parque Patricios
Finalmente, la espera terminó. El sábado 28 de junio marcó el inicio de una serie de tres conciertos que quedarán grabados en la memoria colectiva del rock argentino. La apertura de puertas a las 17:00 hs permitió que los fanáticos ingresaran con calma al estadio, mientras que el show, programado para las 19:00 hs, prometía una noche inolvidable.
El fervor era palpable en el aire. Banderas, remeras y tatuajes de La Renga inundaban las tribunas, creando una atmósfera de hermandad y pasión. El rugido del público al ver aparecer a Chizzo, Tete y Tanque en el escenario fue ensordecedor. La banda, con su energía arrolladora, no tardó en conectar con su público, desatando un pogo interminable al ritmo de clásicos como "El Revelde", "La Balada del Diablo y la Muerte" y "Triste Canción de Amor".
Más que un concierto, un ritual
Cada canción fue coreada a viva voz, cada riff fue celebrado como un gol. La Renga demostró, una vez más, por qué es una de las bandas más importantes del rock nacional, capaz de generar una conexión única con su público. El show fue un recorrido por toda su discografía, desde sus primeros éxitos hasta sus canciones más recientes. La puesta en escena, con juegos de luces y proyecciones impactantes, contribuyó a crear una experiencia sensorial completa.
Accesos y cortes de tránsito
La organización del evento implementó un operativo de seguridad para garantizar el bienestar de los asistentes y minimizar el impacto en el barrio de Parque Patricios. Desde las 14:00 hs, se restringió el tránsito en las calles aledañas al estadio, facilitando el acceso peatonal y el despliegue de los servicios de emergencia. Se recomienda utilizar el transporte público para llegar al estadio, ya que las líneas de colectivo 9, 25, 28, 37, 46, 50, 59, 65, 90, 91, 101, 118, 133, 134, 150 y 188 tienen paradas cercanas. La estación de subte Caseros (Línea H) y la estación Sáenz del tren Belgrano Sur también son opciones convenientes.
- Entradas: La venta online fue exclusivamente a través de www.arteinfernal.com. También hubo puntos de venta físicos en Arte Infernal (CABA), Museum (CABA), El Sabbath (Don Torcuato) y La Daga (Rosario).
- Ubicación del estadio: Av. Amancio Alcorta 2570, Parque Patricios.
- Recomendaciones: Se recomienda llegar temprano, utilizar transporte público y respetar las indicaciones del personal de seguridad.
Un mensaje para la comunidad
La Renga, consciente del impacto que genera su presencia en la ciudad, realizó un pedido especial a sus fans: "Cuidemos el barrio". La banda instó a sus seguidores a respetar a los vecinos de Parque Patricios, evitando ruidos molestos y manteniendo limpia la zona. Este gesto demuestra el compromiso social de La Renga y su preocupación por generar un impacto positivo en la comunidad.
El rock sigue vivo
El regreso de La Renga a CABA fue mucho más que una serie de conciertos. Fue una celebración de la cultura rockera, un reencuentro entre una banda y su público, y una demostración de que la música sigue siendo un motor de emociones y experiencias compartidas. El 'banquete rengo' en Huracán quedará grabado en la historia del rock argentino como un momento épico e inolvidable.